La invasión de 1989: una solución foránea con repercusiones políticas negativas

Hoy en la historia...
La invasión de 1989: una solución foránea con repercusiones políticas negativas

Hace 31 años ocurrió unos de los hechos históricos más traumáticos para la sociedad panameña, cuando el presidente de los Estados Unidos, George Bush padre, violó el derecho internacional y ordenó la invasión a Panamá para derrocar a su otrora aliado, el General Manuel Antonio Noriega. Entre sus justificaciones señalaba:

  • la seguridad de los estadounidenses que habitaban en Panamá,
  • la defensa a la democracia y los derechos humanos,
  • así como la captura de Noriega para que enfrentara la justicia estadounidense por los crímenes de narcotráfico y venta ilegal de armas.

A un nivel interno del país, este hecho estuvo acompañado de la división de los grupos políticos en Panamá, quienes no supieron alcanzar una visión de Estado, sino que formaron parte de la planificación estadounidense de sometimiento al continente, plasmado en los documentos de Santa Fe, en el que se hace referencia constante de nuestro país.

La crisis económica, ocasionada por el manejo de los fondos panameños en el exterior, se vio aunada a una crisis política, cuando el régimen militar buscó aferrarse al gobierno, utilizando el sentimiento nacionalista panameño para salvaguardar su seguridad; mientras que el grupo económico desplazado del poder político por el golpe de Estado de octubre de 1968, reclamaba su participación después de unas elecciones de dudosa legitimidad en 1984, que puede considerarse como una evidencia más de la división en la sociedad panameña que continua en el presente.

En un plano internacional, para comprender las razones de la invasión, se debe hacer una mirada a la geoestrategia estadounidense, que estableció como objetivo la reestructuración de las fuerzas armadas panameñas, al estas haber dejado de servirle como instrumento a sus intereses en la región centroamericana, otorgando su apoyo a sectores más anuentes a cumplir sus mandatos, tal como sucedió cuando Guillermo Endara Galimany - candidato electo en las elecciones de 1989, las cuales fueron intervenidas tanto por el gobierno estadounidense como por la institución militar panameña - se juramentó en una base militar estadounidense localizada en territorio panameño, lo que explica cómo en Panamá no ocurrió una transición de un régimen dictatorial a uno democrático, como en el resto de América Latina, demostrando cómo una fuerza militar extranjera marcó un cambio político de nuestro país.

La invasión estadounidense pudo representar un retroceso de la lucha nacionalista en la historia de nuestro país.

Las nuevas generaciones deben recordar las acciones tomadas por jóvenes panameños que antepusieron sus vidas en eventos como el rechazo del Convenio de Bases Filos-Hines en 1947, hasta el de mayor relevancia que representa el 9 de enero de 1964, acontecimientos que marcaron el proceso de descolonización de la antigua “Canal Zone” que terminaría con la firma de los Tratados Torrijos–Carter en 1977.

El Estado panameño debe declarar el 20 de diciembre como un día de duelo nacional, para que, sin importar el grupo gobernante, las generaciones presentes y futuras conozcan las acciones que afrentaron la total soberanía de los panameños en nuestro territorio.

por: Jorgue Roquebert y Víctor Ortiz